jueves, 12 de julio de 2012

Programa SF 22 Claudia Acuña 7 de Julio de 2012


Editorial.
Por Mariana Moyano.

El desprevenido, solito e indefenso cree que estamos locos.
Las cabezas paranoicas y los “militantes de las teorías conspirativas” sabemos que
De que está en marcha, no hay ninguna duda
¿Qué cosa?
La operación
¿Cuál?
La de deslegitimación, esmerilado y desgaste institucional
¿Con qué tema?
Bueno, ahí la cosa se pone compleja. Es menos sencillo de describir y, por qué no, de
detectar.
Viene por palabra u omisión
Por arriba y por abajo
Por el costado esperado y por el otro también
Cambia de cara, de nombre, de eje.
No es tan de frente
Y si uno lo denuncia demasiado gasta la palabra que utiliza para el señalamiento al
punto de volverla funcional a quienes preparan el territorio.Y un término que fue
poderoso corre el riesgo de volverse banal.
Son los medios, dice uno
Y, si, son
Pero no es una respuesta que describe acabadamente la coyuntura.
Porque son los medios
Pero
es el dólar
Es Cañuelas
Son las embarazadas víctimas de un disparo
Es la llegada del Estado Nacional incluso con Fuerzas Armadas a los barrios y pueblos
Es el aguinaldo que no paga Scioli
Es un paro por un reclamo legítimo
Son las trabas a las importaciones
Es el cierre de una fábrica
Es el crecimiento un poco desacelerado
Es el nombre que se pone al acontecimiento, pero también la cuota de verosimilitud que
ese acontecimiento posee
Doble, entonces, la operación de desmontaje. Doble el tiempo que nos lleva desarmar.
Doble el tiempo que ganan en terminar con un montaje para empezar a armar el
siguiente.
Son los medios, insiste otro
Y sí, son
Porque ellos esperan con los brazos abiertos la materia prima que les permita darle la
última puntada a la creación del clima que más los favorece y en el que menos se nota
su participación.
Pero también son los proveedores del ingrediente que le permite a la corporación
mediática disparar directo al blanco del objetivo compartido.
Las cabezas paranoicas y “militantes de las teorías conspirativas”, nunca
olvidaremos que para que un diario haya podido afirmar que “De un lado estaba el
drama de la vida al intemperie y del otro la necesidad de conservar un espacio público” y para
que haya podido escribir que “la violencia y la xenofobia terminan de configurar la escena”.
tuvo que haber primero una toma de un Parque, el Indoamericano
Las cabezas paranoicas y “militantes de las teorías conspirativas” tampoco perderemos
de vista jamás que la mano de obra desocupada de la provincia de Buenos Aires hizo
aparecer el cuerpo de Axel Blumberg el mismo día que Néstor Kirchner abría las
puertas de la ESMA y pedía perdón en nombre del Estado.
Porque no hay nada más eficiente para acrecentar el poder de fuego de la operación, que
una porción de verdad. De ese modo, esos medios que propalan la campaña tienen algo
de lo que sostenerse. Un hecho que invalide otro con tan sólo presentarlo y sin darle
conexión entre sí. El círculo lo cierra el desprevenido o el indefenso creyendo que fue él
solito quien llegó a la conclusión.
El desprevenido, solito e indefenso se enteró:
El Sábado, que el aguinaldo se pagará en cuatro cuotas
El Domingo, que militares fueron enviados a las villas y los barrios
El lunes, que otra embarazada está grave luego de que le dispararan
El martes, que hubo un feroz crimen en Cañuelas
El Miércoles, que se paralizan las obras públicas en la provincia de Buenos Aires
El Jueves, que los bancos fueron obligados a dar préstamos a empresas
Y el Viernes que Monte Grande y Caballito se suman a los pedidos de más seguridad.
Las cabezas paranoicas y los “militantes de las teorías conspirativas” no sabemos cómo
hacerle entender al solito, desprevenido e indefenso que hay hechos y presentaciones de
esos hechos que lo único que quieren es que él siga solito, desprevenido e indefenso.
Nosotros, los militantes de las teorías conspirativas con nuestras cabezas paranoicas no
sabemos cómo hacer para llamarle la atención. Y lo cierto es que tenemos poco respiro.
Salvo por algunas más que bocanadas, ráfagas de aire puro que traen consigo una
condena de 50 años y la certificación por parte del Estado de que esas a las que tildaban
de paranoicas y conspirativas no estaban más que en lo cierto cuando decían que aquí,
no hubo ni errores, ni excesos ni casos aislados sino un plan que sólo pudo ocultarse
mientras hubo muchos solitos, desprevenidos e indefensos.

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