martes, 27 de agosto de 2013

programa SF 81 - Gustavo Lopez y Maria Lenz - 24 de Agosto de 2013


"Y dale con los medios!" 
por Mariana Moyano
Editorial SF  24 de agosto de 2013.

“¡Y dale con los medios! ¡Siempre lo mismo! ¡Ya cansás con el sonsonete, piba! ¡Basta con eso, busquen otra cantinela! ¡Ustedes, los K, se quieren llevar puestos a todos los periodistas independientes!”, grita y me aúlla un furioso y feroz opositor al gobierno, que ha decidido conservar su cerebro tabicado y mantenerse en sus 13, en eso de que no estamos hablando de una mega ingeniería mundial, ni de un esquema económico que horroriza a cualquier estudioso o seguidor de la temática, sino de un capricho de un gobierno contra un diario porque una vez esa publicación la criticó a ella.

El debate, aquí, en el Congreso nuestro, el local, el propio, el que quieren (dicen) defender de la embestida oficial afirmó esto: de los 257 diputados que indica la Constitución (y no un panfleto pingüino) que debe haber en la Cámara Baja, 147 votaron a favor de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. En el Senado, donde desde el fin de la historia institucional suele decirse que los acuerdos son un tantín más complicados, la goleada fue mayúscula: hubo 4 ausentes, 44 dieron el sí y casi la mitad, 24, se opusieron. Son números, datos duros decimos en periodismo, nada de relato, como les gusta susurrar a esos que no tienen ni la menor idea de qué cuernos es esa palabrita en el lenguaje de la teoría de la comunicación.

Pero bueh, como la cosa no les gustó fueron a ver a los vecinos del Poder Judicial, que se manejan más o menos con la misma transparencia republicana y democrática que ellos y, primero, pidieron que se suspendiera una ley que aún no había sido votada; luego que tiraran todo el procedimiento a la basura y después que pararan algunos artículos. Así estamos desde hace 4 años y este 28 de agosto la Corte elige la misma fecha en que Noble creara un diario, para hacer el “como si”.

En el medio, entre aquella votación y este 28 tuvimos: presupuesto no votado, Congreso tomado por Okupas de la timba de la representación, Parlamento paralizado, jueces de vacaciones, magistrados haciendo favores, el oligopolio metiendo púa y una parte de la Corte jugando a las escondidas.

Podría ser un inconveniente puntual, específico, menor, que padece un paisito perdido de la América del Sur. Podría ser una decisión autoritaria de chavistas, kirchneristas y seguidores de Correa que se pasan la República por un sitio impropio. Podría ser una concesión a su propio pasado del ex tupamaro que dirige hoy Uruguay. Podría ser, pero no es.

Porque la problemática sobre lo que son hoy los medios de comunicación es la misma en todo el planeta. Tienen procedimiento calcado y un entramado firme y voraz, de años y calculado de modo milimétrico.

Por si les suena, se los cuento: Cruzando el charco, al proyecto que discute el Frente Amplio en el Congreso uruguayo, los medios opositores lo llamaron… igualito que como le ponen a los que les caen mal, polémico. “Polémica ley de medios”, titularon en Montevideo. Que “no fue discutida”, dijo Reuters, esa agencia internacional que opera como la OTAN pero con máquina de escribir. Y la “opo”, la mismita que acá, afirmó -con ceño fruncido- que si llegan a la Presidencia de la Nación, a esa ley, la derogan.

¿Suena, no? ¿Les suena, no es cierto? Bueno. OK.

Podría ser que como a Artigas la cosa le salió más o menos y que como lo único importante que tienen los vecinos para la derecha sabelotodo es Punta del Este, lo que les acabo de contar no sirve como referencia. Supongamos.

Pero resulta que la cosa se les complica a esos que no saben definir qué significa relato en la teoría de la comunicación, pero que lo construyen con una perfección pasmosa. Hace unos días terminé de leer un libro, uno de esos volúmenes medio perdidos que no ocupan anaqueles de best seller y que no están en las vidrieras de las librerías de los dueños de los medios que dicen que no tienen nada que ver con la influencia editorial. Se llama “Los dueños del periodismo” y no es ni de un militante de La Cámpora, ni de un cuadro del Evita, ni de un referente de la Corriente de la Militancia, ni de un santacruceño pago, ni de un fiel esbirro de Guillermo Moreno. No. El autor se llama Ramón Reig. Para más datos, este señor es español, doctor en Ciencias de la Información, licenciado en Historia y dirige el Departamento de Periodismo II de la Universidad de Sevilla.

“A la flauta”. “Tomá pa´vo´”, diría una doña que a los K no tiene por qué creerles nada.

Bueno, la cosa es que este buen señor escribió que: “Prisa ha firmado alianzas con Clarín, lo que explica la belicosidad hacia la política mediática de Cristina Fernández de Kirchner. Cuando Clarín se siente atacado por las iniciativas antimonopolio de la Presidenta, también se siente atacado Prisa”. Ahá. Así que no eran miradas ajenas de medios independientes. No, no.

Y por si no les alcanza, este mismo catedrático - que si pensara como ellos sería una cita habitual, pero como los desnuda será tildado de “fuerza de choque”- dice esto: “Prisa, que está unida a la CNN –una de las empresas de la Time Warner- a través, por ejemplo, de la cadena española todonoticias CNN + (propiedad 50% de Prisa y de la CNN) es socio de los grupos latinoamericanos Bavaria de Colombia y Garafulic de Bolivia. Por otro lado, Prisa, Telefónica y otro grupo español de comunicación, Vocento, propiedad de ABC y, hasta 2009, de una parte del accionariado de Tele 5, junto a Silvio Berlusconi, que mantiene la mayoría de la propiedad de la cadena, tienen todos ellos como accionista de referencia al Banco Bilbao Vizcaya Argentinaria (BBVA). Al mismo tiempo, Vocento prolongó su influencia hasta 2007-2008 hacia el mundo mediático argentino a través del grupo Clarín, del que fue relevante accionista, al igual que Telefónica, propietaria de Telefé. En 2009, Prisa ha firmado una alianza con Clarín para promoción mutua. Los mensajes de ambos grupos contra el gobierno de Cristina Fernández, al que califican de populista e izquierdista, se volvieron, en el citado año, especialmente agresivos, sobre todo cuando la presidenta impulsó medidas antimonopólicas en el mundo mediático de su país”.

Da pavor. Es como una patada, un golpe seco en la boca del estómago. Se te van abriendo los ojos a medida que los nombres caen uno a uno desde el instante en que se tira del piolín que queda suelto en la telaraña. Pánico, alarma, asombro, horror, miedo, preocupación, zozobra. Y parálisis. O política.

¿Te acordás la sensación que te dio cuando viste por primera vez ese mapa de medios de la Argentina? ¿Ese, que a lo mejor te mostró uno que vos creías que en ese momento no era canalla? ¿Te acordás que te dio susto? ¿Que no lo podías creer? ¿Que te preguntaste dónde habías estado vos cuando eso se iba armando?

Bueno, igual, pero amplificalo al mundo. Agarrá un planisferio. Extendelo en el suelo. Miralo y escuchá.

Porque la cosa sigue. Porque, el periodista empresario de El ciudadano Kane, la obra maestra del cine de todos los tiempos, el Roberto Noble de la primera etapa, el Julio Ramos del papelucho financiero e incluso el Bartolomé Mitre abuelo de La Nación original ya no son más que figurones, papel glasé que sirve para cócteles y saladitos caros en embajadas del Norte ubicadas en la zona Norte de la ciudad.

Porque aquellos ya no toman las decisiones. Los que deciden son las grandes corporaciones; siempre detrás de todo y de hace unas décadas también detrás de la información. La banca es desde hace rato cuando no accionista, prestamista de medios. Y todas entre sí van cerrando el círculo hasta convertirse en una pitón que te aprieta, te comprime… y te mata.

La News Corp del cuestionadísimo Murdoch marcha de la mano de los negocios de Berlusconi, el grupo Cisneros en Venezuela, compra el Wall Street Journal y canales en Dubai. La cadena O Globo de Brasil es socia de Prisa, de Televisa y, a su vez, de la News Corp del hombrecito en cuestión. Antena 3 de España tiene los derechos exclusivos de Disney, cuyos muñequitos sólo se venden en Mc Donalds. NBC, de Estados Unidos, es de la General Electric. Y otra General, la Motors, se compró Direct TV.

En Italia, el grupo de medios RCS no es de periodistas, le pertenece a Pirelli y a la Fiat, los de los autos. En Portugal, el grupo de medios Media Capital tiene como accionista a Prisa y, ¿sabés a quién más? A la JP Morgan, el banco ese que se presenta como serio, te pone el numerito de riesgo país que les va conviniendo y lava la platita de los ricos del mundo.

Philips Petroleum, L´Oreal (que la eligió en Argentina a la Santillán como cara visible), para no quedarse atrás también compraron medios. Al igual que Dodge, que puso dinero en Televisa junto a la Time Warner. ¿Las agencias? Ah, igualito. AP se la quedó el CITICORP, a AFP la compró France Telecom, a UPI la secta Moon y EFE hizo convenio con Dow Jones.

“Las estructuras mediáticas del América Latina siguen las pautas propias de la mundialización de la economía”, dice Reig en su último libro y deja para el final la siguiente reflexión: “¿por qué me preocupa tanto esta dinámica propia de la economía de mercado? ¿Por qué me dedico a estudiarla? Porque empresarialmente puede ser lo habitual y lo lógico pero lo grave es que el totum revolutum (revoltijo, en criollo) que se ha esbozado afecta a la libertad del periodista y sin un periodismo realmente libre y riguroso no hay democracia que valga. Al periodismo habrá que llamarlo de otra manera y a la democracia también, pero no engañarnos a nosotros mismos ni que nos engañen torciendo y tergiversando el significado de los asuntos más relevantes para el avance cognitivo de los seres humanos”

Con ese señor me puse en contacto y me dijo así: “Gracias por acordarse de mi obra y de mí. Tiene usted el perfil que tanto defiendo: periodista y profesora en Comunicación. Pero cuídese, su línea de trabajo es molesta al Poder de siempre, como la mía, aunque están ustedes en un proceso ilusionante”.

Él sabe que molesta. Y yo también. Sabemos los dos que la telaraña mediática es un entramado de poderes económicos diversos que se comen a los medios de comunicación y al revés, grupos de medios que meten sus tentáculos en negocios ajenos a su supuesta razón de ser.

Pero este ya es dato trillado, así que no alcanza con repetir lo que se sabe. Hay que, de una buena vez, darlo vuelta.

Y porque lo sabe él. Y porque lo sé yo. Y porque hace décadas que lo estamos gritando, primero solos y ahora de a muchos, es que este 28 no va a ser un día más. Nos vamos a levantar. Los que podemos, haremos todo lo de la mañana en apenas un par de horitas. Pediremos reemplazo, quienes tenemos la posibilidad. Nos ausentaremos a otras actividades los que podemos correr el riesgo. Y partiremos a Tribunales. A decirle a esta ley que no está sola. Porque no es una normativa escrita en un papel. Es el grito desesperado de una democracia que está harta del discurso único; que está hasta el tuétano del versito del falso pluralismo que pone a opositores a matarse en un set de TV, pero que no se anima a ver qué le preocupa de verdad a un colla; que no da más de que su verdad sea sólo la mercantil y que quiere que al menos una, una solita vez, las corporaciones, en un paisito perdido de un continente olvidado, allá, por el sur de la razón, tengan que pedir, si no, perdón, por lo menos permiso.

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